jueves, 8 de marzo de 2012

Xochimilco

Xochimilco es un folklore y cualquiera que no viva en él no puede opinar. Único en su tipo: un pueblo metido en una ciudad, lleno de tradiciones pagano-católico-cristianas y algunas aún más extrañas, este pueblo nunca dejará de sorprenderme.

La tradicional feria de Xaltocán en febrero es un hecho con el que hay que contar cada año si no quieres que tus viajes dupliquen o tripliquen su timing, deja me explico. No sólo cierran una calle, cierran dos, y por si esto fuera poco son avenidas principales en la muy congestionada vialidad de Xochimilco.

Imagina un barrio entero festejando a su santo patrono: feria de juegos mecánicos, feria de puestos de comida, feria de rateros y drogadictos… un folklore. Y dura 15 días. Con todas sus consecuencias.

Me sorprendí este año lo bien adaptados que estamos los xochimilcas a este tipo de eventos: las bases de los micros se mueven, los ambulantes se reparten las mejores zonas, y las personas comunes se levantan más temprano para no llegar tarde a trabajar, y ya de regreso traen un periódico amarillista pa’ ir leyendo en el camino. Y sobre todo nos armamos de paciencia.

Y al parecer nuestra creatividad no tiene límites, los cuetes hermosísimos en la noche con sus colores brillantes y sus formas geométricas; a la luz del día pierden estas cualidades y sólo les queda una: ser un escándalo.

Eso hasta hace poco, que los hicimos 25% más vistosos, 50% más peligrosos y un flamante 75% más contaminantes: ¡les pusieron una cola de metro y medio de largo por cinco centímetros de ancho de papel crepé de colores! ¡¡Somos unos genios!!

En el hermoso Xochimilco, cada Santo tiene su día y su feria y su mayordomía y su iglesia… y teniendo en cuenta que son (inserte aquí número de santos) pues es claro que el caos en Xochimilco sea el verdadero gobernante.

Viri

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