Xochimilco
es un folklore y cualquiera que no viva en él no puede opinar. Único en su
tipo: un pueblo metido en una ciudad, lleno de tradiciones
pagano-católico-cristianas y algunas aún más extrañas, este pueblo nunca dejará
de sorprenderme.
La
tradicional feria de Xaltocán en febrero es un hecho con el que hay que contar
cada año si no quieres que tus viajes dupliquen o tripliquen su timing, deja me explico. No sólo cierran
una calle, cierran dos, y por si esto fuera poco son avenidas principales en la
muy congestionada vialidad de Xochimilco.
Imagina
un barrio entero festejando a su santo patrono: feria de juegos mecánicos,
feria de puestos de comida, feria de rateros y drogadictos… un folklore. Y dura
15 días. Con todas sus consecuencias.
Me
sorprendí este año lo bien adaptados que estamos los xochimilcas a este tipo de
eventos: las bases de los micros se mueven, los ambulantes se reparten las
mejores zonas, y las personas comunes se levantan más temprano para no llegar
tarde a trabajar, y ya de regreso traen un periódico amarillista pa’ ir leyendo en el camino. Y sobre
todo nos armamos de paciencia.
Y al
parecer nuestra creatividad no tiene límites, los cuetes hermosísimos en la
noche con sus colores brillantes y sus formas geométricas; a la luz del día
pierden estas cualidades y sólo les queda una: ser un escándalo.
Eso
hasta hace poco, que los hicimos 25% más vistosos, 50% más peligrosos y un
flamante 75% más contaminantes: ¡les pusieron una cola de metro y medio de
largo por cinco centímetros de ancho de papel crepé de colores! ¡¡Somos unos
genios!!
En el
hermoso Xochimilco, cada Santo tiene su día y su feria y su mayordomía y su
iglesia… y teniendo en cuenta que son (inserte aquí número de santos) pues es
claro que el caos en Xochimilco sea el verdadero gobernante.
Viri
No hay comentarios:
Publicar un comentario