jueves, 8 de diciembre de 2011

Viaje al centro de la tierra

De Julio Verne


Tengo que decirlo, me decepcionó. Después de un magnífico viaje por el océano, Viaje al centro de la tierra me dejó con ganas de más. De verdad que me siento timada.

¿Cómo que no llegan? Tantos preparativos, tanto preámbulo, tantas teorías explicadas, ¡¡y no llegan!!
¡AH! Es un grito de enfado y deseperación.

Los personajes son casi los mismos que en 20 000 Leguas de Viaje Submarino. Del mismo modo tenemos a 3 viajeros que representan tres modos de tomar esta aventura.

El Profesor Lidenbrock totalmente de acuerdo con la idea, el llegar al centro es sólo cuestión de tiempo y ganas, muchas ganas. Axel, sobrino del profesor, el contreras en todo momento, esta odisea no le parece posible por ningún motivo y aunque no encuentra excusas para los hechos, siempre tiene la idea de que no van a llegar.

Y Hans, ese islandés que es la indiferencia personificada. Realmente no le interesa ni pio lo que suceda con la empresa y a veces parece que no le interesa lo que pueda sucederle a él. Es el personaje comodín de Verne en esta aventura ya que cualquier cosa que el Profesor o Axel no sepan hacer, él lo hace perfectamente, y lo mejor es que no habla, es el hombre de 1 palabra. El diccionario del islandés al frances debió de serle muy útil, es una buena treta para hacer parecer que se habla otro idioma cuando no es así.

Creo que es bueno a secas, despierta tu imaginación y tus ganas de emprender una excursión, pero el final me decepciona. La verdad deseaba llegar al centro. Pero no todo se puede en esta vida.

Los capítulos del lago y la batalla de los animales "antediluvianos" están narrados con una exquisites impresionante que tengo que admitir que los devoré en una sentada. Atraparon mi imaginación por una semana, no pude soñar con otra cosa.

Yo opino: ¡Oh! Desilusión, de verdad que con ese viaje imposible, interminable, en un entorno tan díficil, añoraba un final diferente.

Viri

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