Soy despistada por naturaleza olvido las cosas, divago mientras hablo con alguien, tengo que releer una página entera porque me fugué, o simplemente no recuerdo a qué entré a mi cuarto… y esto pasa más seguido de lo que me gustaría reconocer.
Pero como cualquier fuerza de la naturaleza, esta se puede disminuir nunca aplacar por completo. Y como no sé cómo encauzar mi despistadez hacia algo productivo al menos intento controlarla en la medida de lo posible… digamos que nunca recordaré tu cumpleaños, ni el mío...
Solía tener una agenda, incluso el año pasado hice una yo solita, con ilustraciones y diseño propio, pero sólo funcionó un rato, escribir en ella y consultarla era impráctico. Luego intenté con mi celular cosa que dio más resultados con sus recordatorios sonoros parecía la solución perfecta pero no, su límite de 25 caracteres limita demasiado los eventos que puedo programar además de lo tedioso que es escribir letra por letra.
La solución, ¡listas! Hacer listas de las cosas por hacer qué fácil es poner una palomita y darle una revisión rápida a lo demás, sin embargo -sí también tiene un pero– son de esos papeles que reciclo al mil por ciento y cuando se acaban y ya no les cabe nada ¡se acabó la magia de la lista! ¡o peor! cuando ya hice la mayor parte y la olvido en algún lado – ironías de la vida.
En fin, el método ha evolucionado con el tiempo, ahora tengo una pequeña libreta en la que todo lo que anoto es un recordatorio o una tarea por hacerse, fácil de cargar, fácil de escribir en ella, fácil de consultar, en fin, se ha convertido en mi alma gemela, jajaja por decir lo menos, y sobre todo ha hecho mi vida más fácil y con menos cosas olvidadas, pero por supuesto que se me siguen olvidando cosas, principalmente cosas que olvido anotar…
Viri
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