Nunca había entendido de lleno esa expresión, qué es un libro de cabecera. Una vez leí que son los libros que son muy útiles o que consultas regularmente por su contenido, eso puede ser cierto para muchas personas, pero nunca para mí. Los pocos libros que tengo sobre mi oficio, no son libros de consulta, son libros para leerse de cabo a rabo y siempre tienen un lugar en el librero. Simplemente no entendía esta frase.
Hasta hace poco que me he quedado sin dinero para libros por razones varias y he tenido que volver a leer mis favoritos, libros que no me canso de leer aunque terminé la última página, si lo cierro y lo abro de nuevo en la uno no me molesta, me encantan.
En estos cinco meses que llevo sin comprarme ni un solo libro –llanto inconsolable–, el mayor tiempo que he pasado sin hacerlo desde que tengo memoria. Muchos han pasado otra vez por mis manos, y han vuelto a su lugar, pero como acabo de decirles hay unos cuantos que no regresaron a su lugar en el librero, y que los libros que hacían doble fila en mi librero –si hay doble fila por la escases de espacio– tomaron su lugar, y el nuevo lugar de mis favoritos es ¡mi cabecera! el baúl que está a la cabeza de mi cama, donde está mi lámpara de noche y donde dejo mi celular para que me despierte por las mañanas.
Siempre he sido muy curiosa con el idioma que hablamos, las expresiones hoy comunes para decir algo en sentido figurado tienen su razón de ser, y está en algún lado, como en esta: “libros de cabecera” hoy día se usa para referirse a libros muy útiles, que consultas regularmente por su contenido, sin embargo yo creo que empezó siendo una simple referencia a los libros que dejabas cerca de la cabecera de tu cama.
No sé ustedes pero yo opino que este idioma es tan vasto e inagotable que descubrir estos pequeños significados originales me hace muy feliz.
Viri
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